¿Las redes sociales son una amenaza para la democracia?

El pasado 1 de octubre The Omidyar Group publicó el artículo titulado Is Social Media a Threat to Democracy? donde se recogen y plantean las cuestiones clave del porqué las redes sociales son una amenaza para nuestra democracia. El estado de la cuestión destaca que las redes sociales ponen en entredicho los principios fundamentales de nuestras democracias, esto es, la confianza, la información, el diálogo, un sentido compartido de la realidad, el consentimiento mutuo y la participación, ya que por lo visto las redes sociales no tienen nada de inocente en cuanto a manipulación política. El problema parte de las características y atributos de las redes sociales y de su principal objetivo empresarial, retener y monetizar la atención pública. Los resultados de estos objetivos tienen como resultado consecuencias no deseadas y que ponen en peligro la credibilidad de nuestras democracias y que el artículo agrupa en torno a los siguientes puntos:

  1. Las cámaras de eco, polarización e hiper partidismo (Echo chambers, polarization, and hyper-partisanship).
  2. Difusión de información falsa y/o engañosa (Spread of false and/or misleading information)
  3. Conversión de popularidad en legitimidad (Conversion of popularity into legitimacy)
  4. Manipulación por parte de líderes «populistas», gobiernos y actores marginales (Manipulation by “populist” leaders, governments, and fringe actors)
  5. Captura de datos personales y mensajes/publicidad dirigidos (Personal data capture and targeted messaging/advertising)
  6. La interrupción de la plaza pública (Disruption of the public square)

LAS 6 CUESTIONES CLAVE1. Cámaras de eco, polarización e hiper partidismo

El diseño de las redes sociales, combinado con la proliferación de medios partidistas en canales tradicionales, ha exacerbado las divisiones políticas y la polarización. Además, algunos algoritmos de redes sociales refuerzan las divisiones y crean cámaras de eco, también llamados filtros burbuja, que perpetúan puntos de vista cada vez más extremos o sesgados a lo largo del tiempo. Este hecho saltó lleva años en la palestra pública a raíz de la publicación en 2011 del libro titulado The Filter Bubble, que analizaba los efectos de los cambios en el algoritmo de Google y la personalización de resultados para cada usuario, hecho que se acentúa en las redes sociales.

2. Difusión de información falsa y/o engañosa

En 2016 el ‘Diccionario Oxford’ seleccionó ‘Posverdad‘ como palabra del año, un neologismo que cobró importancia y reconocimiento público a raíz del ‘Brexit’ y la victoria de Donald Trump. En la actualidad, las redes sociales actúan como un acelerador y una plataforma de contenido a escala y canal de distribución, tanto para la «des» -información viral (la creación deliberada y el intercambio de información que se sabe que es falsa) como para la información «errónea» (el intercambio de información falsa sin ser conscientes que es falsa). Estos dos tipos de contenido, a veces confundidos por error con el término «fake news», son creados y difundidos por actores estatales y privados, en muchos casos utilizando bots. Cada tipo plantea amenazas distintas para el diálogo público al inundar la plaza pública con realidades múltiples y enfrentadas y exacerbar la falta de acuerdo sobre lo que constituye la verdad, los hechos y la evidencia.

3. Conversión de popularidad en legitimidad

Los algoritmos detrás de las plataformas de redes sociales convierten la popularidad en legitimidad, abrumando al público con múltiples y contradictorias afirmaciones. Además, algunas plataformas de medios sociales asumen la intencionalidad del usuario (por ejemplo, en consultas de búsqueda) y lo combinan con intereses, a través de funciones como los términos de búsqueda de autocompletar. Estos mecanismos de diseño imputan o imponen ciertas formas de pensar, al tiempo que desdibujan aún más las líneas entre especialistas y laicos, o entre aseveraciones verificadas y no verificadas, contribuyendo así a la ya reducida confianza en los tradicionales gatekeepers.

4. Manipulación por parte de líderes «populistas», gobiernos y actores marginales

Los líderes «populistas» usan estas plataformas, a menudo con la ayuda de trolls, «hackers a sueldo» y bots, en redes abiertas como Twitter y YouTube. A veces buscan comunicarse directamente con su electorado. Al usar tales plataformas, subvierten el protocolo establecido, cierran la disidencia, marginan las voces de las minorías, proyectan el poder blando a través de las fronteras, normalizan puntos de vista odiosos, exhiben un impulso falso para sus puntos de vista o crean la impresión de aprobación tácita de sus apelaciones al extremismo. Y no son los únicos actores que intentan usar estas plataformas para manipular la opinión política; tal actividad ahora es reconocida por los gobiernos de los países democráticos como el Reino Unido.

5. Captura de datos personales y mensajes/publicidad dirigidos

Las plataformas de redes sociales se han convertido en un canal preferido para gastar en publicidad. Este modelo de monetización no solo impulsa a las empresas a depender de la captura y manipulación de grandes cantidades de datos y atención de los usuarios, sino que también amplía la brecha entre los intereses de los editores y los periodistas y erosiona los ingresos de las organizaciones de noticias tradicionales. La tensión financiera resultante ha dejado a las organizaciones de noticias agotadas financieramente y ha reducido su capacidad de producir noticias de calidad y hacer que los poderosos rindan cuentas. Además, los métodos avanzados para capturar datos personales han llevado a un sofisticado análisis psicográfico, perfiles de conducta y microrreflexión de individuos para influir en sus acciones a través de los llamados «anuncios oscuros» («dark ads«).

6. La interrupción de la plaza pública

Algunas plataformas de redes sociales tienen políticas de usuario y características técnicas que permiten consecuencias involuntarias, como discurso de odio, apelaciones terroristas y acoso racial y sexual, lo que fomenta el debate incivil. Esto puede llevar a que los miembros de grupos con frecuencia específicos, como mujeres y minorías, se autocensuren u opten por no participar en el discurso público. Actualmente, hay pocas opciones de reparación. Al mismo tiempo, las plataformas se enfrentan a complejos desafíos legales y operativos con respecto a la determinación de cómo manejarán el habla, una tarea que se vuelve aún más difícil desde que las normas varían ampliamente según el contexto geográfico y cultural.

 

El artículo completo Is Social Media a Threat to Democracy? desarrolla cada uno de estos seis puntos ejemplificando la envergadura del problema a través de casos y literatura reciente que muestran la problemática derivada de la manipulación que recibimos a través de redes sociales.   The Omidyar Group aboga por asegurarnos de que la plaza pública de las redes sociales no se corrompa. Para evitarlo es necesaria la colaboración entre los científicos de datos sociales para el descubrimiento y los periodistas para la narración de estas historias.


Is Social Media a Threat to Democracy? – The Omidyar Group <https://www.omidyargroup.com/wp-content/uploads/2017/10/Social-Media-and-Democracy-October-5-2017.pdf>

Suspending Cambridge Analytica and SCL Group from Facebook <https://newsroom.fb.com/news/2018/03/suspending-cambridge-analytica/>

The great British Brexit robbery: how our democracy was hijacked <https://www.theguardian.com/technology/2017/may/07/the-great-british-brexit-robbery-hijacked-democracy>

Troops, Trolls and Troublemakers: A Global Inventory of Organized Social Media Manipulation. Samantha Bradshaw & Philip N. Howard. Project on Computational Propaganda. <http://comprop.oii.ox.ac.uk/>

Deja un comentario